Me hago viejo, es innegable. Lo hacemos todos desde el momento de nuestra concepción. Para que luego digan que no existe el número cero o que el siglo XXI comienza en el año 2001 mmm... ¿no será en el 2000?.
¿Un reloj parado no sirve para nada? Eh, eh, eeeh... al menos marca bien la hora una o dos veces al día.
Cada año -el último fín de semana de Marzo y Octubre- con alevosía y nocturnidad, me dicen a qué hora tengo que levantarme, comer, cenar y por qué no, blasfemar. Porque 'me cagón tó lo que se menea' cada vez que por oscuros motivos -nótese la fina ironía- cambian la hora.
Los 'foranos' dícen que los horarios de España son imposibles. Que comemos a las 2 de la tarde y cenamos a las 10 de la noche. Vale, a las 2 o las 10 hora que se nos impone. Según el astro rey lo hacemos a horas similares a las de aquellos que se extrañan, pero como nuestros relojes van adelantados una o dos horas, perdemos ese tiempo de sueño, descanso, vida familiar... cordura al fín y al cabo.
En 1974 con la primera gran crisis energética empezó a generalizarse esto del cambio de hora y ya es de obligado cumplimiento en toda la Unión Europea, pero como en 1942 el entonces 'General Ísimo' tuvo la genial idea de colocar a España
en el mismo huso horario que Berlín -cuestión de empatía, supongo- el desfase es de una o dos horas sobre el meridiano que nos corresponde, el viejo Greenwich que casualmente pasa muy cerca del lugar desde el que escribo.
Ya no entro en disquisiciones sobre si lo de cambiar la hora ahorra o no energía -la primera ley de la termodinámica debería ser suficiente para liquidar esa controversia-. Hablo de que si siguen empeñados en perpetrar ese paripé, por lo menos que lo hagan dentro del huso que por geografía nos corresponde.
Es sorprendente -o no- que no haya estudios serios sobre un hecho que condiciona la vida de millones de personas. Ya sabes... si quieres que algo no prospere, crea una comisión. La política -que por desgracia nos malgobierna- es como el 'futbol': mucha bilis y poco cerebro. "Mienten y roban, pero son los míos". Los 'estudios' que hay sobre el cambio horario son contradictorios, así, según tu opinión al respecto -tu fe- puedes agarrarte al que más te convenga. Las nuevas religiones -otro día hablaré del ecologismo- es lo que tienen. Be happy.
El ahorro pecuniario -porque es lo que late bajo el disfraz ecolo y planetario- es ínfimo si es que lo hay y sobre los daños a las personas, Manuel Toharia díce que son como un 'Jet Lag pero en pequeño'.
Vuelvo al principio... me hago viejo y cada año me toca más los cataplines esto del cambio de hora.
No hago vuelos transoceánicos, así que no quiero 'Jet Lags', aunque sean pequeñitos.